Ciencia Nueva. Revista de Historia y Política | e-ISSN 2539 - 2662

Vol. 5 Núm. 1 Dossier | Enero - Junio de 2021 - Pereira, Colombia





Anales y Memorias
Homenaje póstumo a la memoria del historiador Ricardo de los Ríos Tobón

DOI: https://doi.org/10.22517/25392662.24630 - pp 306-333



Versos y «monas». Dos métodos no ortodoxos para enseñar historia en Colombia


Verses and “monas”. Two unorthodox methods for teaching history in Colombia.


Recibido: 3 de diciembre de 2020

Aceptado: 1 de febrero de 2021

Ricardo de los Ríos Tobón1


Resumen


El presente texto es fruto de una investigación hecha con fuentes primarias. En él se mostrará cómo, en el afán de enseñar y transmitir la historia nacional, algunos maestros y la misma Academia Colombiana de Historia han recurrido a métodos menos convencionales que las «clases magistrales», la lectura de libros, las convenciones y otros parecidos. En el caso concreto se verá cómo la versificación o el uso de láminas de colección de álbum han cumplido la función de enseñar y transmitir. Por tal motivo, el texto incluirá una cantidad amplia de muestras de ambas técnicas de enseñar la historia.


Keywords: historia, clase, versificación, láminas, ortodoxia, enseñanza.


Abstract


This text is the result of an investigation made with primary sources. It will show how, in an effort to teach and transmit national history, some teachers and the Colombian Academy of History itself have resorted to less conventional methods than «master classes», reading books, conventions and the like. In the specific case, it will be seen how the versification, or the use of album collection plates have fulfilled the function of teaching and transmitting. For this reason, the text will include many samples of both techniques of teaching history.


Keywords: history, class, versification, color pictures, orthodoxy, teaching.


Introducción


De acuerdo con Harari1, el Homo es «sapiens» desde hace más de 200.000 años y «la revolución cognitiva» hace 70.000 desarrolló la capacidad del lenguaje y la de transmitir información sobre cosas que no existen, como la historia. Con lo anterior más la realidad, esta sí histórica, de la aparición de jeroglíficos y escritura cuneiforme hace cerca de 4.000 años, hoy puede afirmarse que el 95 % del tiempo en que se ha enseñado historia ha sido por medio de «clases magistrales».


El todavía balbuciente cerebro humano pronto entendió que debía acumular sus experiencias del clima, las plantas útiles, la vivienda, la manera de enfrentar a los animales, la construcción de herramientas y parecidos, y entendió también que esas experiencias debían compartirse para terminar creando un acumulado de información susceptible de ser transmitida a los grupos humanos por intermedio del lenguaje. ¿Y qué es una «clase magistral» sino la transmisión lingüística de conocimientos acumulados a un auditorio? De allí nacieron los «ancianos de la tribu», que durante miles de años fueron viejos de menos de treinta años, en razón de la duración de la especie, y que más tarde fueron mayores, en función de las realidades de la duración humana. Ancianos que se encargaron de transmitir la información necesaria para la supervivencia de los grupos humanos y la manera como habían avanzado, es decir, la historia, contada en una cueva o en un oasis. Una «clase magistral».


Pero como tal manera de hacer historia era tan susceptible de olvidos y alteraciones, 5.000 años atrás aparecieron, casi al tiempo, dos maneras de «fijar» la historia: los jeroglíficos y la escritura cuneiforme (esta más ideológica), que permitieron dejar en piedra, en pintura o en barro esa historia, aunque de tal avance ya había habido, miles de años antes, esbozos en Altamira, Lascaux o Chiribiquete.


Seguirían la pintura, los rollos de papiro, la escultura, los vitrales y los lenguajes simbólicos, paralelos siempre a la «clase magistral», que seguiría siendo la manera preponderante de narrar la historia, y siempre monopolio de los mayores, de los ancianos, fuera cualquiera su denominación en cada sitio. Autos sacramentales, sermones, clases de universidad, teatro o carros ambulantes con comedias serían meramente variantes de la «clase magistral», pero siempre con la limitación del olvido o de la alteración intencional2.


Por eso la verdadera revolución se dio el día de 1452 en que Gutenberg imprimió la segunda copia de la primera página de la llamada Biblia de 42 líneas. Ese día fue el principio del fin del monopolio de la historia por los ancianos de la tribu, porque a partir de allí la historia pudo ser almacenada, guardada y repasada por los interesados o por los aprendices. Ya la «clase magistral» tenía competencia.


Los cinco siglos siguientes irían acompasando la enseñanza de la historia con los avances tecnológicos, hasta llegar a hoy, cuando ella y toda la ciencia están fijadas y aseguradas en nubes, servidores y máquinas; donde no solo se almacenan, sino que se clasifican y ordenan. De tal manera que quienes quieren hacer una investigación histórica solo deben extraer la información para traerla al presente, o inferirla, si está algo escondida, para entregarla con una interpretación actual. Por cierto, algo muy parecido a lo que hicieron los sapiens de hace 70.000 años, cuando empezaron a hablar de algo que no existe, como la historia.


En tanto, en Colombia se mantenía la herencia, muy española, de darle a la historia y a su narración una alta importancia. Y los buenos maestros aguzaban su ingenio para interesar a sus alumnos en dicho trabajo.


Dos maneras, menos ortodoxas que una clase o la lectura de un libro de historia nacional, se muestran a continuación.


1. La historia en versos


Una experiencia en Sonsón, a principios del siglo XX


El respetado maestro y poeta de Sonsón, Germán Jaramillo Jaramillo (1861-1930), que lleva décadas enseñando a sus alumnos de primaria la historia sagrada, que es básica en el pénsum, los ha notado un tanto distraídos y decide utilizar los versos para enseñarla, en aquella época en que versificar o rimar era común para todos.


Por eso el día en que llega a la narración del diluvio universal, el maestro Jaramillo saca un cuaderno escrito con su fina letra y empieza:


Transcurridos, desde Adán, cerca de mil i seiscientos
años, cuando aquellos hombres
en número iban creciendo,
i al mismo paso los crímenes
iban el mundo invadiendo3.


Por eso resolvió Dios
destruirlo; i al efecto
mandó al Patriarca Noé
que empezase, desde luego,
a construir una nave
para refugio de buenos,
donde debiera guardar
de animales todo género
para poder conservar
las especies con gran celo


Fielmente cumplió Noé
i abriéronse de los cielos
las cataratas, i el agua
inundaba el mundo entero.


Después de cubrir la tierra
las aguas fueron creciendo
i quince codos arriba,
de los montes, se subieron.
Todas las cosas quedaron
sumergidas en el seno
de ese espantoso diluvio
que descendió desde el cielo.


De ese total exterminio
solo la barca i barqueros
con la especie de animales,
en la nave subsistieron.


Por fin la lluvia cesó,
las aguas permanecieron
aún ciento cincuenta días
a la altura que subieron.
Mandó Dios un viento fuerte,
las aguas disminuyeron,
i sobre una gran montaña
el Arca quedaba ilesa.


Queriendo entonces Noé
saber si ya descubierto
por las aguas, se encontraba
en superficie, el terreno,
la ventana abrió del arca
i echando a volar un cuervo
que no volvió. Una paloma
despidió en el intento
de saber dónde se hallaban
las aguas del Universo.


I la paloma no hallando
para sus pies lugar seco,
volvió cargando en el pico
una rama de olivero.


Entonces dispuso Dios
que dejaran ese puesto
para esparcirse en la tierra.
Noé salió, i al efecto
levantó un altar a Dios,
señal de agradecimiento.


I el buen Señor, agradado,
le dijo a Noé: «Prometo
no mandar otro diluvio,
i en prueba de lo que ofrezco,
que aparezca el arco iris
como alianza con el cielo».


Los niños han seguido con gusto la narración, que es repetida varias veces por el maestro y coreada parcialmente por los chicos. Y don Germán les dice que falta por contar otra parte de la vida de Noé:


Fueron hijos de Noé,
Sem, Cam i Jafet; que hubieron
de repoblar. Noé en tanto
cultivaba los terrenos.


Fue Noé que en su labranza
halló la viña primero
i como extrajese el vino
sin conocer sus efectos,
apuró mucho el licor
i sin pensar, se puso ebrio.


Durmióse al punto en su tienda,
todo, todo descubierto.
Cuando, mirado por Cam
i de tal estado riendo,
quiso que sus dos hermanos
viesen desnudo su cuerpo;
pero no lo consiguió
porque avergonzados éstos,
tal proceder condenaron
i en el acto lo cubrieron.


Cuando Noé volvió en si,
sabedor del mal proceso,
a Canaam lo maldijo
i lo declaró sujeto.
I a los otros dos hermanos,
a los otros, dio por premio
de sus hermosas virtudes
las bendiciones del cielo.


Y para rematar la clase, avanza un poco en la exacta descripción de la Biblia sobre la dispersión de la raza humana y el origen de las diferentes lenguas:


Como se hubiesen los hombres multiplicado en extremo,
resolvieron separarse;
pero antes de esto quisieron
edificar una Torre
que subiese hasta los cielos.


Mas Dios para castigarlos,
su lenguaje confundiendo,
los obligó de ese modo
a desistir de su intento.


Desde ese tiempo habitaron
Sem, del Asia los terrenos,
Cam, el Africa; i la Europa
poblada fue por Jafetos.


Pero retrocediendo un tanto, valga mirar el primer cuaderno donde el maestro describe la Creación, inicio de la Biblia y primera lección de la historia sagrada, lo que hace de manera solemne:


Sólo un Dios, un ser existe
Espíritu Omnipotente,
Señor inmenso i clemente
que el cielo i la tierra crió.


Lo hizo todo sin esfuerzo,
con el pensar de un segundo;
sin embargo, todo el mundo
organizar decidió.


Formó periodos de tiempo
de duración que ignoramos;
seis épocas que llamamos
los días de la Creación4.


Y sigue el maestro con más de mil versos en varios cuadernillos escritos a mano hasta el título, en importante texto de los archivos documentales de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín5.


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Figura 1. Cuaderno de apuntes de Germán Jaramillo Jaramillo
Fuente: Biblioteca Pública Piloto de Medellín, BPP-D-MIS-0248.

La enseñanza de la geografía en Anserma


Aprovechar los versos para facilitar el aprendizaje siguió siendo una constante. En la Anserma caldense, en los primeros cuarenta años del siglo xx, vivió un Juan de Castellanos criollo, el antioqueño don Miguel Cataño, quien en varios miles de versos condensó los datos geográficos de todos los municipios (801 en la época) y departamentos (14) colombianos, más algunas generalidades geográficas e históricas de los países americanos.


Y así como el canónigo de Tunja escribió, durante cuarenta años del siglo xv, la historia de la Conquista en 15.000 versos de once sílabas. Así el viejo maestro antioqueño, radicado en Anserma, escribió su Geografía en versos de métrica variada y en hermosa e impecable letra palmer para enseñarles geografía a sus alumnos. Los pueblos de Boyacá los lista don Miguel en cadenciosos endecasílabos:

Belén, Boavita, Capilla de Tenza
Guadual, Campohermoso con Sutamarchán, Duitama, Corrales, Cucaita, Floresta,
La Paz, Chinavita, Salina y Güicán.


Para hablar del Huila prefiere combinar rítmicos versos de seis y siete sílabas:


La población del Huila
se extiende en las riberas
del Alto Magdalena,
y los distritos son:
Agrado y Altamira,
Baraya, Villavieja
Colombia, Campoalegre
El Hato y La Unión.


Y para Bolívar, opta por combinar versos decasílabos y eneasílabos:


Diez provincias extensas y ricas
a Bolívar la Ley señaló,
Cartagena, Chinú, la Lorica,
Magangué, Sincelejo y Mompós.


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Figura 2. Versos de don Miguel Cataño
Fuente: (no determinada por el autor)

En cambio, la presentación de Antioquia es en versos octosilábicos, con una intención exitosa de agruparlos alfabéticamente por tratarse de su tierra natal:


Noventa y seis municipios
y muchos corregimientos, florecientes, industriosos,
agrícolas y mineros,
hacen del pueblo de Antioquia
un rico departamento.


Andes, Armenia y Antioquia,
Amalfi, con Amagá,
Angostura, Alejandría,
Angelópolis y Anzá.


Barbosa, Bello, Betania,
Bolívar, con Abriaquí,
Abejorral y Betulia,
Buriticá y Anorí.


La ingenua presentación de Bogotá la hace en versos de ocho sílabas:


Colombia y Cundinamarca
tienen una capital
fundada en una sabana
que se llamó Bogotá.


Y para Honduras se decide por versos elementales:


La República de Honduras
se divide en diez y siete
departamentos, con tierra,
de producción excelente.


Así presenta la importancia de la ciudad de México:


Fabrica tejidos, papel y ladrillos,
máquinas y corchos y artículos mil,
y para el comercio dispone de siete
magníficas vías de ferrocarril.


Y para describir al Perú, encuentra Jaramillo un ingenioso arranque:


Calcúlanse peruanos
millones cinco y medio
y tiene diez y nueve
secciones la nación.


Pero para Venezuela se decide el viejo maestro por alegres pentasílabos:


En Venezuela
hay veinte estados,
confederados
para librar
su territorio
del extranjero,
rico venero
por explotar.


Para referirse a Nueva Orleans en los Estados Unidos hace el maestro un juego matemático:


En Luisiana, Nueva Orleans,
junto al río Misisipí,
en habitantes ya tiene
cinco centenas de mil.


Y al informar sobre la Argentina, Cataño hace notar la gran inmigración de la época:


Se extiende la Argentina,
al sur del continente,
catorce sus provincias,
en forma federal;
con tantos extranjeros
que llegan diariamente
subió a nueve millones
el censo nacional.


Y así avanzan sus cuadernos, cuidadosamente guardados por la Institución Educativa Escuela Normal Superior Rebeca Sierra Cardona del municipio de Anserma, Caldas, donde trabajó Cataño por varias décadas6.


Marroquín quería enseñar en verso a todo un país


Y para no ir más lejos, qué mejor que mirar la llamada Ortografía de Marroquín en verso, publicada en primera edición en 1859, con una parte dedicada a la enseñanza ortográfica, aprovechando la inmensa capacidad versificadora del autor7.


Con Zeta se escriben almizcle, vergüenza,
hozar, despanzurra, bizcocho, azafrán,
azufre, bizarro, calzones y trenza,
coraza, lechuza, durazno, alazán.
Blanquizco, alabanza, pezón, vizcaíno,
garbanzos, anzuelo, gazapo, ajedrez.
azogue, arzobispo, lavazas, mezquino,
lanzar, gazapera, gazmoño, almirez.
Mezquita, pozuelo, quizá, jerigonza,
negruzco, torcaza, rezar, aprendiz,
ponzoña, tenaza, jenízaro i onza,
zarzuela, rebozo, sanguaza, cahiz.
Azas, cardizales, cachaza, gamuza,
embozo, cascarria, cabeza i alcanza,
cerveza, emplazado con pieza i garzón.


Y siguen 130 palabras más con zeta en esta métrica, de pronto cambia de ritmo:


Retazo, escaramuza,
deleznable, orozuz, mozo, frazada,
faz, esforzado, bruza,
zaquizamí, lazada.
Azote, polizón i palizada,
rizo, azucena, aderezar, abrazo,
paz, fuerza, mozalbete,
loza, aplazar, bagazo,
desmenuzar, caparazón i brazo,
Alférez, lazareto,
deszocar, azulejo, diez i pozo,
caperuza, biznieto,
gozne, braza, sollozo,
choza, avanzar, i longaniza i bozo.


Añade 87 palabras con la métrica anterior y luego cambia:


Tienen ZETA inicial las dicciones
zafarrancho, zagal, zarabanda,
zahorí, zampatortas, zaranda,
con zamarro, zanguango i zafar.
I zancajo con zanja i zancudo,
zafio, zambra, zurrar, zancadilla,
zanahoria, zampola, zedilla,
zaragüelles, zaraza, zampar.


Adiciona setenta palabras con zeta en dicho ritmo y remata con estos cuatro versos:


Zarrapastroso,
zoca, zalea,
zangolotea,
zaquizamí


En otra parte se refiere a otras letras:


Van con C merced, calceta,
barcino, guadamacil,
encima, acerbo, alguacil,
enciclopedia i gaceta.
dulce, diócesis, lanceta,
predecesor, monacillo,
diciembre, ácido, morcillo,
conciliar, febricitante,
báciga, losa, incesante,
desvencijar y pocillo.


Cita, cebada, cedazo
se escriben con c inicial,
i también ceñir, ceceo,
cielo, cebolla y cesar.


Y por allá a mitad del texto maneja la jota con una métrica que logrará que usted se aprenda el verso con la primera lectura:


Llevan la jota
tejemaneje,
objeto, hereje,
dije, mujer.
ejecutoria
i apoplejía,
troje, bujía,
vejiga, ujier.
Prójimo, empuje,
trajín, ejido
con forajido i ejecutar,
vajilla, ejemplo,
menjurje, ojete,
bajel, sujete,
borrajear.


Y siguen cuarenta y cuatro palabras con jota, en la misma agradable métrica8. Aunque Marroquín no resiste la tentación de mostrar erudición para deslumbrar a sus lectores, cuando maneja la equis:


Equis final tienen Pólux,
sardonix, cox, Fénix, dux,
sasafrax, ónix y flux9.


Y hasta en la Universidad del Rosario


Y valga añadir, como colofón más moderno, un caso de memorización tan difícil, que el verso casi que era la única solución. Se refiere a los nombres de los 14 Virreyes de la Nueva Granada, los cuales el exministro e intelectual Abel Cruz Sanos agrupó así para que sus alumnos de la Universidad del Rosario pudieran aprenderlos. Incluyó al último, el que nunca pudo ingresar a Santafé:


Pedroza, Guerrero, Jorge Villalonga
primeros virreyes que España mandó,
Eslava, Pizarro, Solís, De La Cerda,
Guirrior a quién Flórez después reemplazó.


Y Góngora ilustre, con Gil y Ezpeleta,
después Mendinueta y Amar y Borbón.
En la independencia don Benito Pérez
en Ciudad del Istmo su sede sentó.


Los versos como herramienta pedagógica


¿Fueron los versos una estrategia pedagógica para enseñar la historia y otras materias? Puede afirmarse que sí. Por aquellas décadas (de pronto siglos), la enseñanza se basaba en la fijación en la memoria del mensaje que enviaba el maestro en su «clase magistral» o del que incluía el libro de historia.


Y es una realidad que la cadencia, métrica y ritmo de los versos son una gran ayuda para la fijación de palabras y conceptos en la memoria.


Desde los mismos orígenes del idioma, en la Península, el verso rítmico fue la gran ayuda en el teatro, en los autos sacramentales, sobre todo para la mayoría de las personas, que no sabían leer. A nivel más intelectual con solo mencionar a Camoens, Ercilla o a Castellanos es suficiente. Asunto que no era peculiar porque venía desde la cultura griega. En el siglo xix y principios del xx todo se versificaba: las fábulas morales, el drama, la historia y hasta las oraciones infantiles. «Ángel de mi Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría con todos los santos, Jesús y María».


Adicionalmente, en los ejemplos mostrados la intencionalidad pedagógica es visible. Los maestros Jaramillo y Cataño leen sus versos ante la clase; mientras Marroquín pregona su intención pedagógica en el prólogo, acompañado por eminentes académicos:


Esos inconvenientes [los de los lectores, ante algunas palabras] van a cesar desde ahora con la publicación que ha hecho el señor Marroquín, que original en el fondo, limpio i preciso en la redacción, sencillo y didáctico en la forma, curioso en los detalles, completo en su propósito, libro que, elaborado con toda la paciencia de un institutor, con el caudal de doctrinas de un literato, i con la maestría e injenio de hábil escritor, es a todas luces, un tesoro para la enseñanza i un muy noble título de su autor a la consideración de los inteligentes10.


En mi humilde opinión mui a propósito para enseñarla i sobre todo para fijarla en la memoria de los alumnos, cosa que en esta especie es un requisito importante i que los predecesores de usted no me parecen hayan cuidado mucho11.


Y el mismo Marroquín anuncia en el prólogo:

Nosotros hemos tenido en cuenta la dificultad que tendrían los principiantes para aprenderlos de memoria [los catálogos de voces], i a fin de obviarla, hemos puesto en verso, a costa de un ímprobo y dilatadísimo trabajo, la mayor parte de las listas; con lo que, según nos lo ha enseñado la experiencia, se pueden confiar a la memoria sin esfuerzo. Básteles a los niños leer todos los días por seis meses o un año estos catálogos puestos en verso para que se les graben indeleblemente en la memoria. Si esto parece empalagoso o dispendioso de tiempo, hágase que los niños que están aprendiendo a escribir se ejerciten en copiarlos muchas veces, en vez de…12.

En el momento actual con el verso libre y el olvido de la métrica y la rima sería bien difícil utilizar versos como ayuda para la memoria. Pero puede afirmarse que anteriormente los versos fueron una manera de ayudar a enseñar la historia. Mirados en perspectiva sí fueron una herramienta, no la mejor, pero sí adecuada. Por eso se les ha llamado un método no ortodoxo. Al fin y al cabo, el arado fue adecuado hasta que llegó el tractor.


2. La historia en «monas»


1968, 1969. La juventud no quiere más pasado ni mirar hacia atrás. No quiere más historias ni historia. Busca realidades del momento y un futuro, aunque no sepa exactamente cuál. Algunos han interpretado que se trataba del poder.


Primavera en Praga, Tlatelolco, París en mayo, Convención Demócrata en los Estados Unidos, Woodstock y todo ese movimiento desordenado y disparejo que terminó sacudiendo al mundo gritó a la historia, a la narración broncínea de la historia, que era hora de cambiar.


Bogotá, mismos años. Todas las universidades (hasta los Andes y la Javeriana), se agitan, y las públicas también alrededor del Vietcong y de la oposición a los Cuerpos de Paz. En tanto, en el país siguen tratando de reacomodarse los partidos en el Frente Nacional, aunque la violencia haya reaparecido, ahora con cara cubana y guerrillera.


Y en el campo de la historia también ha empezado un choque. Jaime Jaramillo Uribe lleva tres o cuatro años lanzando dardos o disparando frontalmente contra la Academia Colombiana de Historia, envalentonado por los comentarios de Juan Friede, pocos años antes, de que nuestra historia está trasnochada, y quizás influido por el precursor Nieto Arteta con su texto de Economía y Cultura del año 41. Ya Jaramillo ha publicado el Anuario y varios libros, mientras sus discípulos abiertamente se atreven a confrontar a quienes han sido los dueños de la historia del país durante los últimos sesenta años o quizás desde antes, desde instituciones de nombre diferente.


La Academia los ha confrontado. Roberto Velandia ha desnudado la posición de la Academia cuando los mira como:

Una interpretación materialista, argumentada más en la prevalencia de factores económicos y encarnada más en la colectividad que en los individuos, quienes han querido despojarla de lo más bello que tiene nuestra historia: idealismo, heroísmo, sentimiento de patria y nacionalidad13.

Los nuevos historiadores inundaron el mercado de libros, folletos, manuales y artículos de prensa, a la par que empezaba a consolidarse la enseñanza universitaria de la historia y pronto se vio que los hijos de Los Anales iban a ser los vencedores.


Entonces la Academia Colombiana entregó al país, cual último canto del cisne, su obra monumental Historia Extensa de Colombia, inmensa no solo en tamaño, sino en difusión y contenido, con lo que sacudió el mundo intelectual.


Y vio, la misma Academia, que todo el esfuerzo productivo de los «nuevos historiadores» estaba dirigido a ellos mismos o a los noveles universitarios y poco a los más jóvenes, los que aún recibían una clase específica llamada Historia de Colombia, así fuera llena de bronce14. Entonces se decidió llegar a los muchachos con otra historia extensa, pero ahora con «monas».


Porque si la Historia Extensa de Colombia fue el Berta de la batalla de la Academia Colombiana contra la audaz y a veces grosera invasión de la Nueva Historia, las «monas» fueron una bella y colorida escaramuza.


Las «monas»


Para quien no las haya disfrutado, las «monas» fueron láminas de colores de temas tan diferentes como ciencias naturales, sitios dignos de conocer, deportistas y hasta historia nacional. Vendidas en sobres de papel, con una o varias unidades, las cuales se coleccionaban, negociaban, jugaban, y con las cuales se llenaba un álbum que podía ser el orgullo del propietario una vez completo.


Si «monas» era un término nuevo, la colección de láminas era una afición anterior heredada de Europa. La Biblioteca Luis Ángel Arango tiene entre sus tesoros bibliográficos una colección de láminas de 1920, fotografías de niños dentro de un marco floral y con la publicidad de Cigarrillos Hidalgo, de 4 x 5 centímetros, que venían adosados al empaque de las cajetillas. Y dice la reseña bibliográfica que las cigarrerías Victoria, El Cóndor y Elegantes tuvieron un sistema publicitario similar.


Más tarde, en 1949, la productora de dulces italocolombiana entregó, abrazando a una chocolatina, la primera «mona» litografiada de su colección de ciencias naturales. A cada una de las cuales debía quitársele el quiebre del perfil de la chocolatina, pisándola con un arrume de libros pesados, antes de pegarse en el sitio indicado de un álbum que se obtenía gratis.


Al tiempo, por los 50 del mismo siglo, las Chocolatinas Crack traerían las pequeñas fotos de todos los jugadores del Campeonato Profesional de Fútbol como gancho de ventas. Sistema que sería continuado por la Compañía Nacional de Chocolates con las chocolatinas Jet, cuyas láminas aún salen y se van llenando lentamente los álbumes que la empresa entrega a sus clientes.


Dichos antecedentes, sumados al gusto natural de coleccionar o completar retos, terminaron creando la adicción a las «monas», que fue fiebre nacional entre los sesenta y los ochenta y que se revive cada cuatro años cuando Panini lanza las «monas» del Campeonato Mundial de Fútbol.


De las «monas» como gancho de ventas se pasó a las mismas como colección. Las vistosas láminas se vendían en todas las tiendas y «puestos de dulces», además de una calle en cada ciudad donde se ubicaban los negociantes (y a veces extorsionadores) vendedores directos de las láminas. Y sus fabricantes se encargaban de distribuirlas asimétricamente, de manera que en una compra salieran «monas» repetidas y que algunas de ellas fueran muy difíciles de adquirir, lo que las valorizaba. Por eso terminaron siendo objeto de cambio y compraventa entre los coleccionistas, cada uno de los cuales tenía en el bolsillo un buen paquete que mostraba a otros, tratando de vender o de adquirir alguna de las que faltaban en el álbum.


Y también fueron objeto de juego. Las «monas» se jugaban. Desde una silla plana el primer jugador arrastraba y hacia saltar al suelo la figura. Como la perdía si la lámina del siguiente jugador le caía encima, tapándola visiblemente, entonces el jugador trataba de que su ficha cayera lejos. Así se formaban, a veces, grandes regueros de láminas, hasta que un afortunado lograra que su «mona» pisara alguna, y arrastraba con todo el saldo.


La Academia y las «monas»


En ese mundo adictivo, del que pudiera hablarse mucho más, la Academia Colombiana de Historia encontró una trinchera desde donde podía enfrentarse a la Nueva Historia o, al menos, llegar a un mundo intelectual al que los de Anales no habían llegado.


De allí surgió la alianza entre la venerable Academia y la litografía Movifoto, de Medellín, productora de postales, mapas y afiches. De tal sociedad surgió el álbum Historia Pictórica de Colombia, volumen 1, con sus 480 «monas», único tomo que alcanzó a salir al mercado, quedando pendientes y en diseño los otros tres de los cuatro previstos por Mario Posada, el dueño de Movifoto y por los académicos Guillermo Hernández de Alba, representante de la Academia Colombiana en la alianza y Joaquín Pérez Villa, el director académico del proyecto y autor de los guiones que cada «mona» tenía al respaldo y en el marco donde debía fijarse en el álbum (figura 3-6).


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Figura 3. Historia Pictórica de Colombia, vol. 1
Fuente: (no determinada por el autor)

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Figura 4. Historia Pictórica de Colombia, vol. 1
Fuente: (no determinada por el autor)

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Figura 5. Historia Pictórica de Colombia, volumen 1
Fuente: (no determinada por el autor)

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Figura 6. Historia Pictórica de Colombia, volumen 1
Fuente: (no determinada por el autor)

Un documento de calidad


Las cinco páginas anteriores son una demostración de la calidad del producto que la Academia Colombiana de Historia y Movifoto querían mostrar al país mediante un método aparentemente no convencional para enseñar historia patria.


El propietario de la litografía, que además era fotógrafo calificado, recorrió todos los museos y algunos edificios de murales del país tomando fotos de manera directa de los mejores, en una época en la que no existía el inmenso suministro de material litográfico que se encuentra actualmente en la red. Cuando no encontró lo que buscaba, el equipo directivo contrató de manera directa a grandes pintores para la elaboración de cuadros específicos. La portada escrita del libro lista tanto los pintores contratados (de los más importantes del país), como los autores de obras conocidas. Y se cuidó bien de no copiar cuadros enteros, sino de tomar el detalle o la cara o el gesto específico para el mensaje que debía incluir la «mona».


Y como la Academia seguía siendo el interlocutor natural del Gobierno en lo referente a la historia nacional y a su enseñanza, debía quedar clara la importancia del proyecto, su decidida intención pedagógica y el respaldo oficial. De ahí que el presidente Carlos Lleras Restrepo escribiera en la presentación del volumen 1:

En una época en que se pretende menospreciar tantos valores tradicionales, todos los colombianos y específicamente las nuevas generaciones, encontrarán en estas páginas un noble material para alimentar su amor a Colombia, y fundamentar la virtud del patriotismo que mueva al deseo de engrandecerla, al propósito firme de servirla y a la voluntad eficaz de hacerla igualitaria y grande.

Y el ministro de Educación, Octavio Arismendi Posada, añadiera, a su vez:

No vacilo en recomendar la utilidad de esta obra para estudiantes y educadores y me atrevo a afirmar que constituye además una verdadera curiosidad bibliográfica que habrá que conservarse en las bibliotecas familiares y públicas de Colombia como reconocimiento a la creatividad y eficiencia de su autor, que, en buena hora, acometió este esfuerzo en favor de la cultura nacional.

Como se anotó antes, por razones no muy claras, el proyecto quedó interrumpido y solo salió a la luz el volumen 1, quedando una buena cantidad de archivos y documentos que el dueño de Movifoto entregó a la Universidad eafit de Medellín, donde se encuentran debidamente resguardados.


En la tapa posterior del volumen 1 se anuncia el tomo siguiente y la contratación de pintores exclusivos para algunos cuadros (figura 7).


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Figura 7. Tapa posterior Historia Pictórica de Colombia, volumen 1
Fuente: (no determinada por el autor)

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Figura 8. Presentación Historia Pictórica de Colombia, volumen 1
Fuente: (no determinada por el autor)

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Figura 9. Carta de la Academia a Movifoto con aprobación del producto final
Fuente: (no determinada por el autor)

¿Acción pedagógica o muestra de poder?


Queda una duda. El álbum es muy importante y queda para la historia nacional como el testimonio de un proyecto para la enseñanza de la historia patria. No obstante, al mirar el reverso de cada lámina y el mismo texto que está escrito en el sitio donde debe pegarse, da la impresión de que hay un exceso de información. Parece más un trabajo enciclopédico que una información general para interesar a los jóvenes en un tema o un personaje específico de la historia nacional.


Sería algo parecido a la voluminosa e inmensa Historia Extensa de Colombia, donde la Academia quiso dejar fijada toda su concepción de la historia nacional ante académicos, estudiantes y ¿«los nuevos historiadores»? La lectura del texto de algunas puede orientar al lector (figura 10).


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Figura 10. Lámina 390. Fray Bartolomé de las Casas
Fuente: (no determinada por el autor)

El texto es denso y parece dirigido más a los maestros que a un alumno que ha comprado la lámina en una tienda de barrio (figuras 11 y 12).


Lo que sí está claro es que el álbum Historia Pictórica de Colombia fue una clara acción pedagógica destinada a despertar el interés de maestros, estudiantes y público en general alrededor de la historia nacional, aprovechando la adicción de la época a los álbumes de láminas litografiadas15. Y tal intención y desarrollo, así este fuera parcial, fue un importante experimento, no convencional, para impulsar el estudio de la historia patria. De allí que se lo haya llamado un método menos ortodoxo para la enseñanza de la historia.


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Figura 11 y 12. Láminas de José Fernández Madrid y el marqués de la Fayette
Fuente: (no determinada por el autor)

Conclusión


Como se dijo en la introducción, el presente texto quería mostrar una manera diferente de enseñar historia, aprovechando características culturales de dos épocas diferentes en la vida colombiana. Es una acción demostrativa solamente. Por eso el presente trabajo no plantea hipótesis alguna, ya que la más obvia sería preguntarse si tales sistemas no convencionales de enseñar historia eran suficientemente eficaces como armas pedagógicas, y tal análisis se sale del campo previsto. Por lo anterior puede decirse que el presente trabajo cumplió la misión propuesta.




1 (1940-2021). Ingeniero electricista y magíster honoris causa en Historia. A lo largo de su vida combinó la actividad profesional como ingeniero en importantes proyectos a nivel nacional con la investigación histórica sobre la región del Gran Caldas. Colaboró en la fundación de la Academia Pereirana de Historia y se dedicó también a la divulgación de la historia regional en medios de comunicación locales.


1 Yubal Noah Harari, De animales a dioses. Breve historia de la humanidad (Bogotá: Debate, 2014), 26.


2 Los libros de los monjes o de los escribanos chinos o árabes de la Edad Media, dibujados algunos más que escritos, quedaron en las abadías y templos. Pero la llave la siguieron manejando los ancianos.


3 A los cuadernos de don Germán todavía no había llegado la «y».


4 Valga la pena resaltar la manera como el maestro se anticipa a la posible pregunta de algún niño sobre los días de la Creación, definiéndolos como épocas y no como días. Algo llamativo para ese momento en que la Biblia se aceptaba sin reparos ni comentarios. Con lo que se aproximaba, casi en el siglo 19, más a Darwin que a los creacionistas del 2020.


5 Biblioteca Pública Piloto de Medellín, BPP-D-MIS-0248


6 Datos y documentos del periodista Luis Alfonso Noreña Tamayo, director del periódico El Ansermeño, entrevistado el 23 de julio de 2019.


7 José Manuel Marroquín, Tratado completo de Ortografía Castellana, 3ª ed. (Bogotá: Imprenta del Estado de Cundinamarca, 1862), 132 págs.


8 Marroquín, Tratado completo…, 63-65.


9 Marroquín, Tratado completo…, 78.


10 Santiago Pérez, «El Tiempo», 11 de enero de 1859 en Marroquín, Tratado completo…, 6.


11 Andrés Bello, Santiago de Chile, julio 9 de 1860 en Marroquín, Tratado completo…, 9.


12 Marroquín, Tratado completo…, 17 y 18.


13 Traído por Gonzalo Cataño, «La Nueva Historia y sus predecesores», Revista de Economía Institucional 20, n.° 39 (2018).


14 Años más tarde, el fervor triunfalista de los seguidores de Jaramillo Uribe los llevaría a conseguir del presidente Belisario Betancur, intelectual de prestigio, la supresión de la Historia de Colombia como materia independiente, para integrarla a las ciencias sociales, con la promesa, nunca cumplida, de reemplazar los libros de Bruño o Henao y Arrubla por nuevas cartillas, dejando casi expósita, por cuarenta años, la enseñanza de la historia nacional, con las consecuencias conocidas de todos; falencia que solo ahora está en trance de solucionarse.


15 El autor del presente texto tuvo el gusto de pegar en el álbum las 360 «monas» del volumen 1, documento que conserva con orgullo.



Referencias


Archivos documentales. Biblioteca Pública Piloto de Medellín, BPP-D-MIS-0248.


Cataño, Gonzalo. «La Nueva Historia y sus predecesores». Revista de Economía Institucional 20, n.° 39 (2018): 119-158.


Harari, Yubal Noah. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Bogotá: Debate, 2014.


Marroquín, José Manuel. Tratado completo de Ortografía Castellana, 3a ed. Bogotá: Imprenta del Estado de Cundinamarca, 1862.