Anales y Memorias
Comunicados emitidos en el marco del
“Paro Nacional” de 2021 en Colombia
DOI: https://doi.org/10.22517/25392662.24796 - pp 354-362
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA
COMUNICADO MAESTRÍA EN HISTORIA
Los integrantes del Comité Curricular de la Maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira consideramos que estamos viviendo en la actualidad uno de los momentos más significativos y, a la vez, más complejos, en los procesos de fortalecimiento de la democracia participativa que Colombia ha tenido en los últimos años. “El derecho a la calle”, es decir, el derecho a la movilización y la protesta, es una forma de expresión política legítima a partir de la cual se busca ampliar los estrechos márgenes de la democracia formal y representativa en nuestro país. Así lo expresa la Constitución de 1991 y otra serie de normativas que, tras largos años de luchas sociales, de estigmatización y de criminalización de la protesta por parte de las autoridades del estado colombiano, han permitido que amplios sectores de la sociedad colombiana asuman este derecho colectivo como elemento sustancial del control y confrontación de los abusos de los poderes políticos y de las fuerzas armadas.
En los procesos más recientes de democratización de la sociedad colombiana, las marchas de los últimos años, y en especial, las que hemos vivido en estos últimos días, muestran de manera fehaciente la formación de una conciencia ciudadana crítica que en las distintas regiones del país exige cambios sustanciales en la manera de hacer y determinar los rumbos de la política en nuestro país. Este descontento creciente con el gobierno actual también ha permitido cuestionar -en muchos casos- las estructuras y las relaciones de poder a nivel local y regional. La voz del “demos” colombiano ha resonado de manera clara y contundente en las calles y en las redes sociales. Y por eso mismo, se puede decir que toda esta movilización ha derivado en una especie de “virtud democrática activa”, constituyéndose en guardiana directa de los derechos del pueblo colombiano.
Es claro que el paro que inició con un objetivo fijo, desnudó la crisis social de algunos sectores y ciudades. En esta coyuntura excepcional de la historia reciente de Colombia, hemos vivido momentos de profunda emoción por ese despertar de la sociedad colombiana que le ha pasado cuenta de cobro a ciertos sectores de la clase política colombiana, que han basado su dominio en el engaño, el miedo y la polarización. Pero también hemos sentido momentos de profundo dolor, consternación e impotencia al ver los abusos de las fuerzas policivas sobre la ciudadanía que protesta en las calles, muchas veces con la connivencia de las autoridades civiles al frente de algunas alcaldías en las principales ciudades del país. Al fragor de estas situaciones, irrumpen diversas formas de desmanes y vandalismo que habría que entenderlas en su debido contexto, como una reacción a esa violencia estructural que hace de la sociedad colombiana una de las más desiguales e inequitativa de América Latina. Es evidente que el país está siendo protagonista y testigo al mismo tiempo del desmoronamiento de la hegemonía política del uribismo, así como del modelo económico inequitativo neoliberal, que en su afán de desgravar al gran capital y los grandes empresarios, terminó desfinanciando al estado, en detrimento de las condiciones de vida de amplios sectores de la sociedad colombiana, tanto en los sectores urbanos como rurales.
En este sentido, expresamos nuestro apoyo a las personas que en distintas ciudades del país vienen ejerciendo su legítimo derecho a la protesta y la movilización social. De igual modo, expresamos nuestro rechazo e indignación ante el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes de la policía nacional para reprimir las protestas de los últimos días, cargadas de odio y brutalidad. Aquí no hay lugar a eufemismos. Es inaceptable, inadmisible e injustificable, observar la forma como los agentes de la policía y del ESMAD le han declarado la guerra a la sociedad –y en especial, a los jóvenes– que salen a expresar su inconformismo político, en una clara violación a los Derechos Humanos de estas personas. En las imágenes que hemos observado en algunos medios de comunicación, así como en las redes sociales, pareciera como que estuvieran persiguiendo al más sanguinario de los bandoleros de la época de La Violencia o como si quisieran dar cacería al capo Pablo Escobar entre los tejados y balcones de las casas de la gente que mira estupefacta estos lamentables hechos. De este modo, las Fuerzas Armadas de Colombia han aumentado su desaprobación ante muchos sectores de la población civil, con lo que se agudiza la crisis de gobernabilidad y de la institucionalidad de nuestro país.
En medio de esta preocupante crisis humanitaria y de violación de los derechos humanos, hacemos un llamado al gobernador de Risaralda, Víctor Manuel Tamayo. y al alcalde de Pereira, Carlos Alberto Maya López, para que públicamente enmienden el error de haber convocado a las autoridades de policía y a las empresas de seguridad privada, con el fin de crear un “frente de acción común”, que se asemeja a la figura de las CONVIVIR y las organizaciones de limpieza social que años atrás y de manera impune, cegaron la vida de muchas personas que las clases dominantes de la ciudad consideraban como “ciudadanos estorbo”, indeseables e impertinentes por atreverse a pensar de manera diferente, crítica y controversial. Igualmente, consideramos inconveniente la militarización de las ciudades y las medidas de toque de queda continuo que restringen las posibilidades de movilidad, de reunión y de expresión de inconformismo político de la población colombiana.
Esta situación –inédita, por lo demás, en la historia reciente de Colombia- debe canalizarse a través de un gran diálogo nacional abierto e incluyente de la ciudadanía, de sus organizaciones políticas y sociales, que permita también recoger el sentir y los anhelos postergados de las personas en las comunidades rurales y barriales de todo el país. Rechazamos esa especie de “doctrina de miedo”, que es la manera como los medios y algunos políticos reaccionarios de la derecha colombiana están generando una especie de miedo al poner a circular mensajes sobre desabastecimiento de alimentos, escasez de gasolina, toma de las ciudades por supuestos guerrilleros, etc., un cúmulo de rumores y noticias falsas, que están sirviendo exclusivamente como medida de represión anticipada y para desincentivar la movilización.
Consideramos que la universidad, en cuanto recinto de la reflexión, no debe ser ajena a este momento donde una desigualdad de “larga duración” se ha evidenciado y desbordado en las calles de todo el país. Como cultores de la historia nos unimos a la declaratoria de paro nacional, a la asamblea permanente de los profesores de la UTP; apoyamos a los estudiantes de nuestra universidad y de las demás universidades de la ciudad y el país, que han estado participando en las marchas ciudadanas de los últimos días, y a los demás sectores de la sociedad colombiana que al unísono expresan su disgusto por el sonsonete autoritario e intimidatorio de ciertos sectores de la derecha colombiana y que exigen cambios inmediatos y sustanciales en la política y en el manejo del Estado colombiano, en consonancia con la defensa del Estado de Derecho y al mismo tiempo, del Estado Social de Derecho consagrado en la Constitución Política de 1991. Invitamos de igual modo a que las directivas de la Universidad se sumen a este clamor ciudadano, que sin duda, también está en consonancia con el proyecto educativo institucional, en lo que toca con la formación integral y el pensamiento crítico.
Atentamente y solidariamente,
Dr. Jhon Jaime Correa Ramírez (Director)
Dr. Alberto Antonio Berón Ospina
Dr. Sebastián Martínez Botero
Mg. Carlos Alfonso Victoria Mena
Mg. Alonso Molina Corrales
Mg. [y candidato a doctora] Johana Guarín Medina
Historiador [y candidato a Mg.] Caín Contreras Valdés
Pereira (Colombia), 5 de mayo de 2021
Los profesores y profesoras de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, ante los hechos ocurridos en el país en los últimos días, comunicamos que:
- Rechazamos enfáticamente los hechos violentos en los que han perdido la vida y han resultado heridas personas que se encontraban ejerciendo su legítimo derecho a la protesta, así como los casos que se han reportado de personas desparecidas. Nos solidarizamos con sus familias y hacemos un llamado para que cese todo tipo de violencia contra manifestantes, así como contra miembros de la fuerza pública, y que prime el respeto por los derechos y el reconocimiento de los otros.
- Rechazamos enfáticamente la estigmatización de la protesta y de quienes acuden a ella, apoyamos decididamente el derecho a la protesta y las manifestaciones pacíficas y a nuestros estudiantes que desean ejercerlo.
- Nos sumamos a las manifestaciones pacíficas que expresan la indignación que sentimos en la comunidad universitaria ante los atropellos que están ocurriendo. Nos unimos a las manifestaciones expresadas en un marco de participación democrática y de búsqueda de soluciones basadas en consensos argumentados.
- Hacemos un llamado para que en todas las acciones en el marco de esta situación preocupante que vive el país prime el diálogo y el respeto por el disenso y el deseo de comprendernos mutuamente para llegar a construcciones conjuntas.
- Celebramos las muestras de pensamiento crítico, compromiso y consciencia social, y empatía de nuestros estudiantes, evidenciadas en sus posturas frente a las causas de las demandas que han provocado las manifestaciones y lo ocurrido en su desarrollo.
- Nos comprometemos con nuestros estudiantes a dar cumplimiento a la flexibilización académica que ha establecido la Universidad del Rosario y que busca permitir el uso del derecho a la protesta.
- Invitamos también a la reflexión sobre los monumentos históricos y otras manifestaciones de la memoria social en el espacio público. Consideramos que esta es una oportunidad para el debate en torno al reconocimiento de historias no visibilizadas y la construcción colectiva de patrimonios diversos e incluyentes. Así mismo, creemos que es necesario establecer un diálogo con múltiples actores sociales, de tal manera que la plazoleta del Rosario y los demás espacios públicos se consoliden como lugares de encuentro democrático en donde todos podamos sentirnos representados
- Es nuestro deber como humanistas y científicos sociales enriquecer los debates y la discusión, y por ello, nos comprometemos a transformar nuestras clases en espacios de diálogo formativo, reflexión y acción sobre la coyuntura nacional actual.
Invitamos a toda la comunidad a unirnos en torno a la búsqueda de alternativas y propuestas que aporten a la toma de decisiones frente a las necesidades más apremiantes de la sociedad colombiana, evidenciadas en los motivos que llevaron a las manifestaciones y las protestas de las últimas semanas, para de este modo seguir contribuyendo como Universidad a la construcción de una sociedad justa, equitativa e igualitaria.
COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES DE LA MAESTRÍA EN HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA A LA OPINIÓN PÚBLICA
Pereira, 07 de mayo de 2021
Los estudiantes de la Maestría en Historia de la Universidad Tecnológica de Pereira hacemos público nuestro apoyo a las manifestaciones que han tenido lugar en el marco del Paro Nacional iniciado el pasado 28 de abril y rechazamos enfáticamente los hechos de violencia registrados en todo el país por parte de la fuerza pública, y particularmente, en la ciudad de Pereira que al momento deja una lamentable cifra de heridos, detenciones arbitrarias, desapariciones, asesinatos y abusos sexuales.
Expresamos nuestra adhesión al pronunciamiento de la Asamblea General de Estudiantes UTP y a la declaratoria de paro indefinido, así como a la postura expuesta por el Comité Curricular de la Maestría en Historia. Toda vez que entendemos que la Universidad es la institución pública de mayor importancia en el Departamento de Risaralda y la Maestría en Historia un proyecto cultural y referente de las ciencias sociales en la región, asunto que implica mayores niveles de compromiso y responsabilidad con la coyuntura nacional.
Condenamos la estigmatización y la incitación al odio que promueve la violencia contra los manifestantes, coartando el ejercicio de la protesta y la libre expresión, acciones que han tenido nombre propio en la ciudad de Pereira: el Alcalde Carlos Maya, quien el día 02 de mayo y en el marco de una rueda de prensa oficial, acompañado por el gobernador de Risaralda Víctor Manuel Tamayo, llamó a la ciudadanía a conformar un “Frente Común”, estimulando prácticas paramilitares que se han traducido en la legitimación del porte y uso de armas por parte de civiles.
Es evidente que, de manera inédita, este paro ha sido sostenido mayoritariamente por habitantes de los barrios populares de la ciudad, como también por jóvenes que históricamente han sido víctimas de la exclusión social y la falta de oportunidades. Lo que inició como un rechazo ante la regresiva reforma tributaria de Iván Duque y la equivocada declaración del exministro Carrasquilla sobre el precio de una docena de huevos se ha convertido en una genuina expresión del descontento y la indignación popular en contra del desgobierno y la crisis social y económica que se ha visto profundizada por la mala gestión de la pandemia COVID-19.
Lamentamos profundamente los hechos registrados la noche del 05 de mayo en Pereira, que dejaron tres jóvenes heridos, dos de ellos de gravedad, Andrés Felipe Castaño y Lucas Villa Vázquez, este último estudiante del programa de Ciencias del Deporte y la Recreación de la UTP. Nos solidarizamos con sus familiares y con toda la comunidad universitaria. Exigimos la rápida y efectiva acción de la justicia, que no se reduce al ofrecimiento de recompensas sino al esclarecimiento y reconocimiento de la responsabilidad de los funcionarios públicos involucrados y la reparación integral para las víctimas y la ciudadanía en general.
Finalmente, invitamos a todos los estamentos, y especialmente, al Consejo Superior, Consejo Académico y al rector Luis Fernando Gaviria Trujillo a que rodeen a los estudiantes y profesores que hemos estado en las calles y se pronuncien exigiendo la garantía de nuestros derechos humanos y rechazando la censura y demás limitaciones a la libertad de expresión presentadas en los últimos días.
Los estudiantes de Maestría en Historia invitamos a apoyar firmemente la justa lucha y defensa de los derechos de los ciudadanos en el marco de la protesta pacífica, para la búsqueda de una sociedad con más oportunidades para los jóvenes y mejores condiciones de vida para los colombianos.
Hoy 7 de mayo de 2021 los pueblos originarios recuperamos uno más de nuestros espacios sagrados que fueron violados, perpetrados y despojados por los sicarios de la “conquista y la colonia española”.
Los pueblos originarios del Movimiento de Autoridades indígenas del Sur Occidente, AISO, la fuerza de las mujeres y los jóvenes por la reexistencia en el territorio de Bacatá, Nukөtrak (NamTrik), Mejter, Kakariyiduna, Samats, derribamos a Gonzalo Jiménez de Quesada, quien fue históricamente el más grande MASACRADOR, TORTURADOR, LADRON Y VIOLADOR de nuestras mujeres y nuestros hijos. De él y su familia descienden familias élites de este país que han reproducido los grandes problemas que seguimos padeciendo: asesinatos, corrupción y saqueo, constancia de esto fue la reforma tributaria presentada hace unos días por el gobierno y derrocada en los últimos días por todos los pueblos unidos en las movilizaciones. Ahora seguiremos caminando unidos por una salud digna, humana e inclusiva de la diversidad.
En este mes de las madres, enviamos un fuerte y fraternal abrazo a todas aquellas mujeres que se encuentran sepultando a sus hijos, hoy todos y todas lloramos la pérdida de nuestros hijos en todos los territorios, quienes han caído a causa de una guerra fratricida que nos han impuesto, pero que debemos enfrentar unidos. Que todo el mundo lo sepa “quienes partieron anticipadamente defendiendo la vida y buscando un país más justo, NO MORIRAN, ya que vivirán en la memoria de todos nosotros quienes tenemos el gran legado de seguir su esfuerzo.
Llamamos al país a no perder la esperanza, a partir de ahora reescribiremos nuestra historia, el pueblo colombiano comprenderá y reconocerán los relatos de vida y resistencia de nuestros pueblos frente a las injusticias históricas a las que fuimos sometidos.
Por lo tanto, en este territorio enarbolamos y sembramos la memoria de MAMA MANELA, Mujer Misak hábil en el pensar y el ayudar, ella enseñó a nuestro pueblo a trabajar en grande, a cultivar la tierra para que no falte la comida, a hacer los rituales, fue la primera que nos enseñó a sembrar el agua “somos los hijos del agua”. Constantemente decía que las mujeres deben ser fuertes en pensamiento y acción. Cuando quisieron atraparla, ella organizó sus cosas y construyó un camino hacia la laguna, porque esa era su casa, cuando entró dijo unas sabias palabras “yo me voy por siempre para el kansrө, para el más allá, porque mi casa es la laguna y allá regresaré. Algún día vendremos a verlos y esperamos encontrarlos en paz y armonía”, de esta manera en este lugar, sembramos la PAZ desde el vientre de la Mama Manela, PAZ por la que debemos seguir caminando todos los pueblos: indígenas, negros, campesinos y las comunidades urbanas de Colombia.
Email autoridadesindigenas.aiso@gmail.com
COMUNICADO
Asociación Colombiana de Historiadores
11 de mayo de 2021
La comunidad de Historiadores del país, representada en la Asociación Colombiana de Historiadores, lamenta profundamente los abusos policiales y de la fuerza pública contra los colombianos que actualmente hacen uso legítimo del derecho a la movilización y protesta social y que se vienen presentando desde el pasado 28 de abril. Rechazamos las acciones desproporcionadas en el uso de la fuerza causantes de un número indeterminado de muertos, lesionados de todo tipo, capturas irregulares, ataques con armas letales y no letales, golpizas, agresiones a misiones humanitarias y agresiones sexuales, entre otras acciones violentas. Una situación que se puede agravar aún más con la militarización de las ciudades y el desborde de la violencia por parte de los sectores interesados en impedir la construcción de consensos y la creación de espacios de participación democrática respetuosos de la diversidad cultural, equitativos y con justicia social.
En relación con las motivaciones que activaron la movilización social el 28 de abril, vale la pena recordar que estas son la continuación de las jornadas de protesta presentadas el 21 de noviembre de 2019 en contra de las políticas estatales, en su mayoría lesivas para el pueblo colombiano y por supuesto distantes del sueño por alcanzar una paz estable y duradera; manifestaciones que habían entrado en hibernación como consecuencia de la actual pandemia, a su vez mal gestionada por parte del actual gobierno, lo cual ha incrementado ostensiblemente la inequidad social, la pobreza de millones de colombianos y el desempleo, en particular de las mujeres y los jóvenes.
A ello se suma el descontento popular con la falta de una respuesta efectiva por parte del gobierno a la continua y permanente violación de los Derechos Humanos expresada entre otras, en el asesinato de cientos de líderes sociales en todo el territorio nacional, situación agravada con la evidente cooptación inadecuada por parte del actual gobierno de los organismos de control del Estado (Fiscalía, Contraloría, Procuraduría y Defensoría del Pueblo), su influencia sobre la mayoría de las cortes, el control de la Registraduría Nacional y demás entes de carácter estatal, y la inoperancia del Congreso de la República, que bajo la excusa de la pandemia no sesiona presencialmente y por tanto no puede hacer control político efectivo. A ello se suma la inoperancia del estatuto de la oposición, cuyo estatuto ha sido ineficaz en muchos aspectos, constituyéndose de hecho en una hegemonía del Ejecutivo sobre todo el sistema institucional lo cual pone en riesgo los fundamentos de la democracia.
De manera que ante la limitación de escenarios democráticos, la mala gestión en el manejo de la pandemia y del equilibrio fiscal, las políticas públicas regresivas que terminan por incrementar la inequidad social, la corrupción, el desempleo, la quiebra de cientos de pequeños empresarios, la pobreza del campo, la violencia en contra de los líderes sociales, la inseguridad ciudadana, la deforestación galopante y el empobrecimiento de las clases medias y el crecimiento de la pobreza extrema, presenciamos unas movilizaciones conformadas por los más diversos actores sociales, organizados y no organizados (imposible de caracterizar), reflejo del malestar social que durante años se ha ido acumulando en el país. Sale a flote la inequidad social y la falta de oportunidades para los jóvenes que habitan los barrios populares de las ciudades colombianas y que la pandemia había logrado contener. Y son estos jóvenes los principales protagonistas de las actuales protestas callejeras y las principales víctimas de los excesos. A ellos les expresamos nuestra solidaridad y apoyo y los invitamos a que continúen manifestándose pacíficamente y denuncien los actos de vandalismo que en nada contribuyen a resolver sus justas peticiones.
La Asociación Colombiana de Historiadores en su propósito misional de coadyuvar en la construcción de relatos históricos pluralistas e incluyentes y comprometida con la defensa de la democracia, el respeto a la vida y los Derechos Humanos, no es ajena al derecho de los pueblos a manifestar su inconformismo social, por ello invita a todos los actores sociales y políticos a buscar salidas democráticas que permitan la creación de escenarios de discusión no violentos. Que sea esta una oportunidad para volver a poner en el centro de la discusión y de las políticas públicas acciones efectivas dirigidas a resolver la inequidad social y la búsqueda de salidas democráticas, incluyentes y pluralistas para construir un país justo y en paz.
Exhortamos la inmediata detención del abuso de la fuerza pública y de los actos violentos promovidos por minorías civiles en la movilización social y le proponemos al Gobierno Nacional y a los sectores sociales que se manifiestan generar una mesa amplia de conversación nacional, puesto que es urgente consensuar un acuerdo estructural para el desarrollo sostenible del país, que incluya además a los múltiples actores sociales que hoy protestan, a los diversos actores políticos, a los gremios y a la sociedad civil en general, incluyendo, por supuesto, a la academia y a los diversos actores del sistema educativo colombiano.
Invitamos a los medios de comunicación a asumir su misión con responsabilidad social para dar a conocer, evidenciar, analizar y difundir los hechos que hoy acontecen en el marco del respeto de los sentimientos e iniciativas de la ciudadanía por informar y dar a conocer la realidad nacional desde las calles y las regiones, y desde las diversas orillas, críticas y públicas.
A los colegas historiadores e historiadoras los invitamos a analizar en sus espacios de docencia e investigación la coyuntura nacional, y a orientar sus esfuerzos al establecimiento, promoción y multiplicación de canales de educación de la historia crítica, justa y plural que contribuya a comprender lo que ocurre hoy.
Asociación Colombiana de Historiadores