El siglo XIX puede ser considerado como el umbral histórico en el que comenzaron a tomar forma los procesos políticos, institucionales y sociales que dieron cuerpo a la modernidad Occidental. Las rupturas que se vivieron en dicho proceso histórico no solo afectaron al viejo continente, pues las revoluciones migraron y tuvieron repercusiones en todo el mundo. Más aún, sería imposible decir que los origenes de este siglo convulso son exclusivamente europeos. Las revueltas, las revoluciones y los descontentos sociales e intelectuales emanaron de diferentes latitudes continentales. La independencia de los Estados Unidos, la Revolución Haitiana y Revolución Francesa dan fe de la compleja geografía a partir de la cual se comenzó a fisurar el Antiguo Régimen. De la misma manera, es importante subrayar que los estímulos ocasionados por estas crisis no se asentaron de la misma manera en todos los territorios. Las situaciones particulares y de contexto de cada espacio determinaron la forma de las transformaciones, de los actores y de los conflictos. A pesar de que sí pueden ubicarse patrones generales y globales de cambio, no es pertinente pretender que estos se vivieron de la misma manera en todos lados.

En ese sentido, el libro de Hilda Sabato, Repúblicas del Nuevo Mundo, es un excelente aporte a las discusiones académicas sobre las transformaciones y las novedades que implicó el siglo XIX. A la autora le preocupa específicamente los experimentos políticos que comenzaron a tener lugar en América tras el colapso de la Monarquía Hispánica y la adopción de distintas formas de autogobierno republicano. Sin embargo, como ella menciona, su interés es dimensionar estas experimentaciones en un contexto de transformaciones políticas globales.

La narración de Sabato comienza por problematizar la conmoción que vivió el Imperio Español a principios del siglo XIX. La invasión de Napoleón puso en crisis a un Imperio que ya atravesaba variadas dificultades, fragmentaciones y acechos de poderes vecinos que comenzaban a lograr un poderío estatal, político y económico de mayor centralización. De esta invasión, el evento más significativo fue la abdicación de Fernando VII y su remplazamiento por José I. Es a partir de esta crisis de poder de un gobierno acéfalo que se intensifica otra crisis social y política del otro lado del Atlántico.

El desarrollo de las páginas siguientes girará sobre las experimentaciones políticas hispanoamericanas que se articularon a partir de dichos vacíos de poder y las transformaciones políticas más significativas en las nuevas repúblicas. El eje argumentativo de la autora se detendrá en cinco puntos: 1. El escenario de la crisis y las respuestas políticas; 2. Elecciones; 3. Transformación y creación de milicias; 4. Opinión pública; 5. Una interpretación sobre las repúblicas Hispanoamericanas.

El escenario de las crisis: Después del vacío de poder derivado de la abdicación, las repúblicas comienzan a cuestionarse ¿Cómo reconstruir la autoridad política a partir de una nueva soberanía popular? La sustitución de un orden político trascendente a uno secular dislocó las antiguas relaciones con el Imperio y puso sobre la mesa una discusión que atendía cuáles deberían ser las nuevas formas de gobierno y dónde debía de reposar la soberanía. Ante esta situación, Sabato da un interesante repaso de los aprendizajes que los hispanoamericanos buscaron extraer de las nuevas experiencias políticas vecinas, al igual que de los viejos vocabularios políticos de Roma e Italia. Igualmente, la autora brinda un desarrollo sobre cómo los pueblos comenzaron a clamar por una recuperación del poder y un autogobierno a partir de la ruptura trascendental que sobrevino después de la abdicación. Un elemento que se destaca de estos experimentos políticos republicanos fue el apoyo que pusieron sobre un nuevo instrumento legal que buscaba dar fe sobre la legitimidad de sus proyectos: La Constitución.

Elecciones: Los hispanoamericanos no solo buscaron extraer aprendizajes de los nuevos vocabularios y teorías políticas que comenzaron a surgir en diferentes partes del mundo. De la misma manera, pusieron atención sobre las nuevas prácticas políticas, una que llamó su atención y de la cual buscaban enseñanzas era la práctica electoral. Durante la construcción de las nuevas repúblicas el ejercicio electoral cobró mayores niveles de participación e involucró a nuevos sectores. En algunas partes del continente, por el contrario, el ejercicio del voto continúo restringido a los que demostraban bienes y alfabetización. Sabato, muestra con destreza que estos ejercicios electorales tempranos eran insuficientes a la hora de canalizar el antagonismo mediante vías constitucionales. A pesar de ello, el siglo XIX abre un espacio de participación política en el que el pueblo o los sectores populares se vuelven cada vez más importantes en estos ejercicios. Sin embargo, la violencia era una práctica frecuente que acompañaba a los episodios electorales, motivo que da apertura al siguiente apartado.

Transformación y creación de milicias: Una de las preocupaciones que surgieron después de la construcción de las repúblicas fue ¿Cómo defender la libertad recién conquistada frente amenazas externas e internas? La autora ante esta pregunta realiza un recorrido para dejar ver la composición, estructura y jerarquía de estas nuevas instituciones militares de corte civil. De igual manera, da cuenta de cómo estos cuerpos de guerra no estaban centralizados. Por el contrario, obedecían a poderes locales y su labor estaba circunscrita a los diferentes estados de una nación. Un aspecto para destacar de este apartado es la argumentación que dedica para señalar el uso de la guerra como un instrumento habitual de la política. Contrario a lo que se piensa, la guerra y el conflicto armado no interrumpían el ejercicio político, sino que lo acompañaban y estaban ritualizados como un medio para impugnar los poderes o para hacer escuchar los reclamos.

Opinión pública: Una vez que la política trascendental del cuerpo del soberano dejó de tener validez en el espectro continental de Hispanoamérica, las Repúblicas comenzaron a depositar la legitimidad en la voz del pueblo. Si antes la voz del soberano era la que dictaba el orden y los mandatos que tenía que acatar la sociedad y sus instituciones, ahora era la voz de los individuos la que se tornaba protagónica en el ejercicio político de las experimentaciones republicanas. Es de esa manera que se construyó el concepto de “Opinión pública”, expresión que hacía referencia a la manifestación racional de las voluntades y las necesidades de los individuos. La autora da un repaso de los lugares de sociabilidad nuevos y viejos que se entrecruzaron para nutrir este nuevo ejercicio político multitudinario. De la misma manera, da cuenta de las nuevas tecnologías y dispositivos que se instrumentalizaron para plasmar estas voluntades, tales como los periódicos, los diarios y las movilizaciones sociales.

Un experimento republicano: La autora ensaya en la última parte de su libro un intento por ensamblar cada uno de los capítulos anteriores en una visión global sobre los experimentos republicanos de Hispanoamérica. Se atiende las evoluciones, los cambios y las permanencias que tuvieron estos nuevos actores políticos. Un ejemplo es la señalización que Sabato realiza sobre cómo los poderes electorales y de armas a nivel regional fueron los que terminaron por favorecer la aparición de los caudillos. No obstante, estos actores, a medida que el experimento republicano se prolongaba, tenían que esforzarse por afianzar sus poderes más allá de lo regional. Las aspiraciones políticas ya solo podían conquistarse cuando el impacto nacional había sido logrado.

En lo que respecta a las cuestiones teórico-metodológicas empleadas por la autora, su trabajo se suma a las investigaciones que han decidido indagar en las transformaciones políticas del siglo XIX hispanoamericano desde una óptica global. Es decir, su interés es poner en relación los nuevos procesos que se inauguraron a partir de las revoluciones hispanoamericanas y a las transformaciones políticas que tuvieron lugar en el viejo continente. Sin que esto llegara a significar que los impactos políticos de Europa hayan determinado los horizontes políticos de las nuevas repúblicas. Más bien, el interés de la autora es elaborar un mapa de relaciones que busca dimensionar los impactos globales y su reelaboración a partir de circunstancias locales propias de las sociedades del continente americano.

Este objetivo se logra por un segundo atributo que define a la obra. Sabato, emprende un análisis que rompe con las cristalizaciones historiográficas que sostienen que las construcciones republicanas de Hispanoamérica fueron obra de las decisiones y las acciones de las clases más apoderadas y acaudaladas. Si los experimentos políticos del republicanismo fueron tan cambiantes se debe al involucramiento y la participación política de diversos actores, incluso de los estratos medios y bajos que anteriormente se encontraban soterrados.

El interés de la autora se detiene en estudiar cómo, dentro de este nuevo campo político de diversos actores, al igual que de asimilaciones globales, se construyeron marcos normativos, diseños institucionales y prácticas concretas que buscaron incorporar al pueblo a la nueva vida política republicana. Este objetivo lo aborda a partir de tres ejes privilegiados que no agotan el estudio de otras prácticas políticas surgidas en las intermediaciones revolucionarias del siglo XIX, estos son: las elecciones, las milicias y la esfera pública.

El libro, en su esfuerzo de historia global, toma por fuentes primarias a las obras historiográficas más actuales sobre republicanismo en Hispanoamérica. Su objetivo es ponerlas a dialogar y, apoyada en ellas, construir un mapa continental sobre estos nuevos ensayos políticos. Sin embargo, como la autora lo menciona, su trabajo no contempla a las Islas del Caribe, ya que muestran un derrotero diferente.

Repúblicas del Nuevo Mundo es un libro que le posibilitará al lector sumergirse en las transiciones, alternancias y crisis políticas que se experimentaron a lo largo del siglo XIX Hispanoamericano. Es un libro fácil de abordar que en algunos puntos pareciera que está escrito para introducir de manera general a cualquier tipo de público, no solo a sectores académicos. Es un texto que sabe sintetizar los aportes historiográficos más novedosos sobre el campo de investigación del siglo XIX y lo político. Son estas mismas novedades historiográficas, acompañadas de un evidente conocimiento amplio del tema, lo que permite que Sabato en diferentes partes del libro cuestione conceptos, interpretaciones y teorías que aún no terminan por agotar la realidad de un turbulento recuadro histórico que estamos lejos de conocer a cabalidad.

Notas de autor