RESEÑAS
DOI: https://doi.org/10.22517/25392662.25471 - pp 181-187
Staples, Anne. ¿Dónde estás?, ¿qué haces, Leona Vicario? México: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2020
Recibido: 07/10/2023
Aceptado: 12/11/2024
Publicado: 31/12/2024
En la guerra de Independencia, son pocas las mujeres novohispanas que figuran en el gran relato histórico. La cultura popular las exalta en las arengas festivas de cada 15 de septiembre, cuando la voz de los políticos recuerda a Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra y Leona Vicario. Estas mujeres han ocupado un lugar destacado en las celebraciones patrias; sin embargo, sabemos muy poco sobre sus vidas. En este contexto, se presenta una reseña de la obra de Anne Staples, ¿Dónde estás?, ¿qué haces, Leona Vicario?, un trabajo que explora la figura de Leona Vicario a través de un estudio crítico de la «vida cotidiana» de una mujer novohispana. Este texto destaca su legado político y personal, revelando una faceta poco común en las mujeres de su tiempo: la firmeza en sus convicciones y su dedicación a la causa de la Independencia.
En la vasta experiencia de la doctora Staples, la figura de Leona Vicario se analiza a través de un conjunto interesante de propuestas metodológicas para el estudio minucioso de lo femenino, particularmente de aquellas mujeres que vivieron en un periodo convulso, confuso y tormentoso debido a la voracidad de la guerra. Se aprecia, en especial, un genuino interés por entender la realidad histórica de las mujeres, aunque también se pone en evidencia el problema intrínseco que esto conlleva: existen muchas preguntas, pero pocos testimonios, y la documentación disponible no siempre responde de manera satisfactoria. Michelle Perrot aludió a este desafío en su icónica obra Mi historia de las mujeres1, señalando que, ya fuera por vergüenza, pudor o falta de interés en sus propias vidas, las mujeres solían destruir o quemar las pruebas fehacientes de su actividad cotidiana. Partiendo de esta premisa, Staples construye su relato con el propósito de contar la historia de la vida diaria de Leona Vicario a través de los escasos documentos disponibles.
Muchas preguntas y pocas respuestas, una vorágine de cuestionamientos abre la obra.
¿Qué llevó a Leona a entregarse a la causa rebelde, incluso antes de conocer a su futuro marido Andrés Quintana Roo? ¿Cómo pudieron las tertulias, las conversaciones, los impresos y la correspondencia influir al grado de involucrar a una joven doncella en una decisión política de gran peso, la de apoyar la insurgencia? ¿Tuvo Leona tan poco aprecio por las comodidades de su vida de mujer adinerada que estuvo dispuesta a prescindir de ellas o se sentía protegida? ¿Qué la llevó a violar el orden que en apariencia regía la sociedad, las consideraciones morales de virtud y obediencia, si era católica devota? ¿Pudo relativizar el precepto de decencia y orden que debía guardar en su propia vida? ¿Experimentó conflictos al comparar su actuación con lo que se esperaba de ella? ¿Cómo manejó el concepto de pudor?2.
Para el lector, esta serie de interrogantes puede representar un punto de partida interesante. No obstante, la autora detiene rápidamente la intención de responder estas inquietudes de manera exhaustiva, señalando: «Como estas, hay muchas otras preguntas que por falta de testimonios no podemos contestar»3. No obstante, la obra aborda de forma dinámica la principal inquietud de Anne Staples: ¿Quién era Leona Vicario? Y, de manera complementaria, ¿cómo podemos estudiar la vida de una mujer en un proceso histórico dominado por figuras masculinas? Estas dos discusiones amplían el enfoque para leer el texto con otra perspectiva, ya que va más allá de ser una biografía convencional de un personaje histórico.
El trabajo está dividido, de forma técnica, en cuatro partes y un anexo, además de incluir las respectivas fuentes. Bajo un formato poco convencional, la autora inicia presentando el escenario personal desde el cual parte, para culminar con un estado de la cuestión que invita a explorar el entramado historiográfico.
El primer capítulo está dedicado a relatar cómo llegó al personaje, dejando una valiosa moraleja profesional que deberíamos considerar: no aceptar un trabajo serio con menos de mes y medio de anticipación, pues, como ella misma señala, «había sacrificado atender a mi familia, mi salud, las ganas de hacer algo meditado, reposado, ponderado y no a la carrera»4. El segundo capítulo aborda de manera directa el contexto sociopolítico de la Nueva España. En el tercer capítulo, se detalla extensamente la biografía de Leona Vicario, mientras que en el cuarto capítulo la doctora Staples realiza un análisis crítico sobre la vida cotidiana en México. Este último apartado es especialmente significativo, ya que la obra, editada por El Colegio de México, forma parte de la colección La aventura de la vida cotidiana.
Ahondando en el contenido de la obra, Anne Staples nos presenta una reinterpretación de su libro Leona Vicario de 1976, ahora enriquecido por nueva documentación sobre su objeto de estudio. Según la autora, las biografías existentes de Leona no satisfacían las necesidades de las nuevas corrientes historiográficas, ya que las visiones tradicionales presentan grandes lagunas y, en ocasiones, recurren a la ficción para llenar esos vacíos. Pese a ello, el reto de relatar la vida de Leona no radica en que fuera una conspiradora o en su relación con su esposo, Andrés Quintana Roo, sino en el hecho de ser una mujer que desafió los cánones establecidos por la sociedad de su tiempo. Esta dificultad se debe a la escasa información disponible, lo que convierte la obra en un valioso aporte al abordar su vida desde las preguntas clave: ¿Dónde estás? y ¿qué haces, Leona Vicario?
Estas interrogantes se plantean a lo largo del texto con el objetivo de trazar una línea clara sobre el paradero histórico de Leona Vicario, tanto en su vida como en su participación en la insurgencia. Consideramos que la intención va más allá, ya que la obra se presenta como una valiosa oportunidad metodológica para demostrar cómo construir un relato histórico atractivo a partir de una documentación limitada.
En ese sentido, la autora establece un contexto que clarifica las problemáticas sociales y políticas que aquejaban a la Nueva España. En el ámbito social, «en vísperas de la guerra, padecía la falta de oportunidades para los criollos de adquirir prestigio y honor, que iban de la mano del éxito económico y del acceso a los mejores puestos en la burocracia, la Iglesia y la milicia»5. De este modo, la sociedad novohispana luchaba contra la llamada «calumnia americana ». Sin embargo, la realidad de Leona Vicario estaba fuera de la norma popular. La clase superior a la que pertenecía le permitió, con holgura, acceder a las acaloradas discusiones que los grandes intelectuales —abogados, clérigos, burgueses, burócratas y nobles de la capital virreinal— sostenían en las tertulias.
La figura de la tertulia adquiere una relevancia fundamental para la autora, ya que en ella encuentra la clave para explicar el papel de las mujeres en la época que estudia. «Era la manera en que las mujeres ejercían su influencia política: recordamos una carta de Fanny Calderón de la Barca que menciona cómo las mujeres estaban al día de las noticias de la ciudad y del país»6. De este modo, la autora establece una línea interpretativa en torno a la función y utilidad de la tertulia. En concordancia con Xavier-Guerra, la autora observa este acto como «el principio de una forma de sociabilidad de las élites [...] una “sociedad de pensamiento” en la [que] la élite cultural discute, sin distinción de estatus»7.
En ese mundo nació y se desenvolvió Leona Vicario. Más allá de especulaciones y manifestaciones hagiográficas infundadas, nos encontramos con un texto bien documentado, que se basa en datos concretos y cuestiona las imprecisiones que otros han cometido, a través de un minucioso recorrido histórico por la vida de Vicario.
Ni el medio social, ni la posición económica de Leona dieron indicios del papel que desempeñaría en la Independencia. Nació el 10 de abril de 1789 en la capital del virreinato en el seno de una familia acomodada, fue bautizada por el doctor Juan Francisco de Castañiza, tercer marqués de este apellido, futuro rector del Colegio de San Idelfonso y obispo de Durango, reconocido personaje de la élite novohispana. […] su padre Gaspar Martín Vicario había venido de Castilla la Vieja a hacer la América […]. En segundas nupcias Gaspar se casó con Camila Fernández de San Salvador y Montiel el 23 de junio de 1787, descendiente de la nobleza de acolhua, quien se convertiría en la madre de Lena Vicario8.
Los fragmentos de información proporcionados por la autora presentan una primera historia anclada en la opulencia, el brillo y la virtud de las clases altas. Una mujer como Leona Vicario fue beneficiaria de una formación inicial sólida, complementada por las numerosas lecturas que realizó, aprovechando las bibliotecas de sus paisanos abogados.
Cabe destacar que Anne Staples aborda el caso del primer pretendiente matrimonial de Leona, Octaviano Obregón, quien, por su posición, prometía ser un buen partido: ilustre, acomodado y aparentemente interesado en la joven huérfana, ya fuera por su dote o por el acuerdo realizado entre su padre y el tutor de Leona, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador y Montiel. Sin embargo, este compromiso matrimonial no se concretó, no por falta de interés de alguna de las partes, sino debido a las circunstancias políticas. La autora atribuye la destitución del virrey Iturrigaray y la subsiguiente expulsión de Octaviano Obregón a una posible «venganza de Pedro Garibay»9. ¿Cómo afectó esta acción de las autoridades virreinales al prometido de Leona Vicario? ¿Cómo vivió Leona este episodio? Estas preguntas, aunque sin respuestas claras, invitan a reflexionar de manera crítica sobre la realidad novohispana.
La llegada de Andrés Quintana Roo marcó una ruptura en el hogar del tutor de Leona. Para ella, la sagacidad intelectual del yucateco resultaba interesante, mientras que su propia viveza y firmeza le resultaban extrañamente imponentes. Andrés llegó a la casa de Agustín Pomposo con la intención de realizar sus prácticas profesionales de abogacía y, con el tiempo y tras la ruptura del compromiso de Leona con su primer prometido, Quintana Roo pidió su mano, aunque sin mucho éxito.
El tío se negó rotundamente, escudándose en los esponsales firmados con don Octaviano. Leona no cumplía los 25 años, necesitaba el consentimiento de su tutor y, como resultado, Agustín ‘un enemigo tan malo como d. Andrés Quintana que por haberla impedido se casara con ella [Leona] me aborrece’, como dijo en casta también Miguel Bataller, encargado de perseguir a los insurgentes10.
Con un segundo intento de matrimonio en marcha, estalló la guerra liderada por Miguel Hidalgo. Las circunstancias del momento hicieron que muchos criollos se unieran al movimiento de una forma u otra. Leona participó activamente: «La sobrina de Agustín convirtió su casa en centro de reunión, distribuía propaganda y logró convencer a unos armeros vizcaínos, al servicio de la maestranza del virreinato, para que se fueran a Tlalpujahua»11. Si bien se reconoce la participación de Vicario con Los Guadalupes, nuestra comprensión del su rol se basa en testimonios de terceros, ya que, como indica Anne Staples, «Leona no dejó memorias ni diario»12. Esto dificulta la reconstrucción precisa de su actividad, aunque los testimonios ayudan a localizar su participación en el movimiento insurgente. Un ejemplo:
El 27 de febrero de 1813, de acuerdo con los documentos reunido por [Genaro] García, el capitán realista Anastasio Bustamante capturó a un arriero toluqueño, quien era uno de los emisarios por medio de los cuales Leona enviaba correspondencia al campamento insurgente en Tlalpujahua. Al día siguiente, domingo de Carnestolendas (los tres días de carnaval antes del miércoles de Ceniza), salió de su casa a las nueve de la mañana junto con sus damas de compañía. Después de escuchar misa en la Profesa, las tres se dirigieron a la Alameda, donde Leona platicó con las mujeres de la familia Pazos, así como con Petra Teruel (suegra de Manuel Mier y Terán) y su esposo el teniente coronel Antonio de Velasco Aldama. Como resultado de esta conversación y después de que una mujer desconocida le entregara una carta, Leona se enteró de que el hombre que llevaba la correspondencia había sido capturado y las autoridades irían tras ella13.
Este momento resulta de vital importancia. Anne Staples se basa en los testimonios judiciales que se presentaron contra Leona, donde se observa cómo se le despojó de su herencia, que estaba invertida en el Consulado de Veracruz y ascendía a 85,400 pesos. Además, las autoridades efectuaron un cateo, o mejor dicho un saqueo, en su hogar. Ante su arresto y posterior encarcelamiento, Leona no vio otra opción que huir para unirse a las filas insurgentes, junto a Andrés.
La huida de la Ciudad de México, su paso por Oaxaca y el camino hasta Chilpancingo fue un acto extenuante, no solo por la precariedad del trayecto, sino también por las largas distancias que debió recorrer. Aunque su participación en el campo de batalla fue inexistente, mientras estuvo con la insurgencia dedicó su tiempo a ayudar a Quintana Roo. Contrajo matrimonio con él, un evento rodeado de misticismo que la autora revela en cuanto al tiempo y lugar. Pese a ello, una carta de Andrés confirma que el matrimonio se celebró en la hacienda de Tiripetío: «Me he casado con Leoncita»14. Con esto, la autora pone fin a las numerosas especulaciones que han surgido en torno a la unión de Quintana Roo y Vicario.
El tiempo pasó, el Congreso se desintegró, Morelos fue fusilado, y los indultos llegaron a manos de Andrés y Leona, quienes fueron trasladados a Toluca. La independencia llegó con Agustín de Iturbide, y nuevas oportunidades se abrieron para la familia, que para entonces había procreado dos hijas. Más tarde, se les uniría un hijo adoptivo: Guillermo Prieto.
Finalmente, la obra cumple ampliamente con mostrar dos aspectos fundamentales. Primero, es una biografía que reúne los nuevos aportes historiográficos y documentales que muchos historiadores han efectuado a lo largo de varias décadas. Es notable el compromiso de la autora al evidenciar los aportes y contradicciones en torno a Leona Vicario. Segundo, el trabajo, más allá de ser una obra breve, es una tesis compleja que examina la vida cotidiana de la Nueva España y del México independiente mediante una metodología rigurosa centrada en las experiencias de la vida diaria. Anne Staples aporta no solo un texto biográfico, sino que, implícitamente, propone un modelo para estudiar a las mujeres en un periodo convulso, conflictivo y violento debido a la guerra, con cambios abruptos y sensibilidades diferentes a las nuestras.
Más allá de eso, se hacen presentes los esfuerzos por desmontar los mitos heroicos del personaje. Al igual que en el trabajo de Silvia Arrom, La Güera Rodríguez. Mito y mujer, la autora se interesa en debatir con la historiografía tradicional; pero, omite algunos aportes recientes, como el artículo de Juan Manuel Menes, «Leona Vicario y Ocotepec: Una relación histórica»15, o el de Alicia Tecuanhuey, «Leona Vicario, reflexiones acerca de su vida, tiempo y elevación como figura heroica»16, por citar algunos. Esto no desmerece el valor de la obra, pero abre posibilidades para futuras investigaciones. Aunque el libro deja más preguntas que respuestas, es agradable saber que es fruto del continuo escrutinio, interés y amor por la Historia. Las interrogantes se irán resolviendo a medida que los estudiosos se acerquen al tema, y esta obra es la puerta de entrada: una entrada sugestiva, amena y atrayente.
* Doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Profesor en la Universidad Montrer.
1 Michelle Perrot, Mi historia de las mujeres (México: Fondo de Cultura Económica, 2010).
2 Anne Staples, ¿Dónde estás?, ¿qué haces, Leona Vicario? (México: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2020), 9-10.
3 Staples, ¿Dónde estás? ..., 10.
4 Staples, ¿Dónde estás? ..., 13.
5 Staples, ¿Dónde estás? ..., 23.
6 Staples, ¿Dónde estás? ..., 31.
7 François Xavier Guerra, Modernidad e independencia (España: Edición Encuentro, 2009), 122.
8 Staples, ¿Dónde estás? ..., 36-37.
9 Staples, ¿Dónde estás? ..., 47.
10 Staples, ¿Dónde estás? ..., 52-53.
11 Staples, ¿Dónde estás? ..., 54.
12 Staples, ¿Dónde estás? ..., 55.
13 Staples, ¿Dónde estás? ..., 59-61.
14 Staples, ¿Dónde estás? ..., 83.
15 Juan Manuel Menes, «Leona Vicario y Ocotepec: Una relación histórica», en Independencia y Revolución Mexicana en el Estado de Hidalgo (México: Gobierno del Estado de Hidalgo, Litografía Ingramex, 2010), 53- 78.
16 Tecuanhuey, Alicia, «Leona Vicario, reflexiones acerca de su vida, tiempo y elevación como figura heroica», en Mujeres protagonistas de nuestra historia, ed. por editado por Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (México: Secretaría de Cultura, 2018), 17- 42.
Referencias
Arrom, Silvia Marina, La Güera Rodríguez. Mito y mujer. México: Turner Noema, 2020.
Guerra, François-Xavier. Modernidad e independencia. España: Edición Encuentro, 2009.
Menes, Juan Manuel. «Leona Vicario y Ocotepec: Una relación histórica». En Independencia y Revolución Mexicana en el Estado de Hidalgo. México: Gobierno del Estado de Hidalgo, Litográfica Ingramex, 2010.
Perrot, Michelle. Mi historia de las mujeres. México: Fondo de Cultura Económica, 2010.
Staples, Anne. ¿Dónde estás?, ¿qué haces, Leona Vicario? México: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, 2020.
Tecuanhuey, Alicia, «Leona Vicario, reflexiones acerca de su vida, tiempo y elevación como figura heroica». En Mujeres protagonistas de nuestra historia, editado por Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. México: Secretaría de Cultura, 2018.